Calacio: Diagnóstico y Tratamiento
hace 5 años · Actualizado hace 5 años
El calacio (quiste de Meibomio) es una inflamación crónica granulomatosa y estéril (lipogranuloma) de las glándulas de Meibomio o, en ocasiones, de Zeis causada por retención de secreciones sebáceas.
La histopatología muestra una inflamación crónica lipogranulomatosa con depósitos extracelulares de grasa rodeados por células epiteliales cargadas de lípidos, células gigantes multinucleadas y linfocitos.
A menudo existe blefaritis; el acné rosáceo puede asociarse a calacios múltiples y recidivantes.
Los calacios recurrentes deben biopsiarse para descartar lesiones malignas.
Síntomas y diagnostico del calacio:
- Lesión subaguda/crónica: nódulo redondeado indoloro que crece gradualmente.
- Lesión aguda: inflamación estéril o infección bacteriana con celulitis localizada; puede ser difícil distinguirlas.
- La infección secundaria de una glándula de Meibomio se denomina «orzuelo interno».
Signos:
- Nódulo en el tarso, a veces asociado con inflamación.
- Puede verse secreción espesa que protruye por el orificio del calacio.
- Puede asociarse a granuloma conjuntival.
- Una lesión en el borde palpebral anterior –calacio marginal– puede tener conexión con un calacio típico más profundo o deberse a afectación aislada de una glándula de Zeis.
Tratamiento del calacio:
Antibióticos orales en caso de infección bacteriana significativa, aunque no para inflamaciones estériles.
- Conservador:
Al menos un tercio de los calacios se resuelven espontáneamente, por lo que puede estar indicado observarlos, sobre todo si la lesión muestra signos de mejoría, aunque se ha informado de que el tratamiento definitivo precoz es más satisfactorio para el paciente.
La aplicación de paños calientes varias veces al día puede favorecer la reabsorción, sobre todo en lesiones incipientes.
- Expresión:
La compresión entre dos bastoncillos de algodón a veces consigue exprimir el contenido de una lesión reciente próxima al borde palpebral.
Se ha informado de que la inyección de corticoides en la lesión cerca de ella obtiene tasas similares de resolución a la incisión con raspado.
Puede ser preferible en caso de calacios marginales o próximos a estructuras como el punto lagrimal, por el riesgo de lesión quirúrgica.
Se inyecta con una aguja de 27 o 30 G acetónido de triamcinolona (0,2-2 ml de suspensión acuosa diluida en lidocaína a una concentración del 5% o bien 0,1-0,2 ml a 40 mg/ml).
La tasa de éxito tras inyección única está próxima al 80%; puede repetirse 1 o 2 semanas después.
En el calacio son infrecuentes las complicaciones como despigmentación cutánea o atrofia grasa localizadas, cuyo riesgo puede reducirse si se evita la infiltración inmediatamente subcutánea o si se inyecta a través de la conjuntiva.
Se ha descrito como complicación la oclusión vascular retiniana, probablemente por inyección intravascular con la consiguiente embolización.
Cirugía para eliminar el calacio:
Tras infiltrar anestesia local, se evierte el párpado con una pinza de calacio, se realiza una incisión vertical del quiste a través del tarso y se raspa su contenido.
En algunos casos puede ser conveniente realizar una escisión limitada de material inflamatorio sólido (para estudio histopatológico) con tijeras finas, sobre todo si no hay un foco de secreción.
No debe suturarse.
Se aplica pomada de antibiótico cada 8 h durante los 5-7 días siguientes.
Las lesiones marginales pueden tratarse con inyección de corticoide, raspado de un calacio más profundo asociado, escisión por afeitado o raspado mediante incisión horizontal a través de la superficie conjuntival o incisión vertical en la línea gris.
- Profilaxis:
Tratamiento de la blefaritis, por ejemplo, con higiene palpebral diaria.
Puede ser necesario administrar tetraciclinas sistémicas como profilaxis en pacientes con calacio recurrente, sobre todo si se asocian a acné rosácea.
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